El pasado viernes, hemos tenido acceso a una oferta de empleo de la Facultad Padre Ossó, de “Coordinador/a del Grado de Educación Social”, en el que vemos con sorpresa que no se requiere el Título de Grado o Diplomatura en Educación Social de forma exclusiva, sino que se valorarán otras titulaciones afines al ámbito social.

Cuando se cumplen 30 años del inicio de los estudios universitarios de Educación Social en nuestro país, resulta incomprensible a nuestro entender, que el grueso de docentes de los estudios del Grado de Educación Social, no sean Educadoras y Educadores Sociales, y por extensión la persona que se encargue de la coordinación de los estudios de Grado tampoco lo sea.

Naturalmente que pueden formar a los estudiantes de Educación Social profesionales de otras disciplinas, y nadie niega que pueden realizar aportaciones complementarias muy interesantes, pero entendemos que la formación de los futuros egresados desde disciplinas ajenas a la Educación Social, de forma exclusiva, acabará sometiendo a la profesión a una absoluta fragilidad y a sufrir, como ninguna otra, una grave debilidad y deterioro en el ejercicio de la misma. Y todo ello, por intereses que no tienen nada que ver con el desarrollo y el incremento de los conocimientos teóricos y técnicos de la profesión que, en algunos casos, son impartidos por personas que no pueden acreditar las competencias necesarias adquiridas en la Universidad que, hoy en día, sigue siendo la única institución que tiene potestad para regular la adquisición de los conocimientos para el ejercicio de la profesión en nuestro país.

Hablamos de respeto a las alumnas y alumnos que acuden a la Universidad a formarse en una disciplina, con ilusión y expectativas, que se encuentran con profesorado que en su mayoría ni tienen la titulación universitaria, ni ejercen la profesión, y que por tanto difícilmente transmitirán una formación sólida a quienes aspiran a formarse para ello.

Nadie entendería que a las personas que estudian Medicina, Derecho o Psicología les formen otros profesionales que no sean mayoritariamente de su misma especialidad, ni que su Coordinador/a o responsable de los estudios no lo sea.

El Colegio Profesional de Educadores Sociales del Principado de Asturias, como corporación de derecho público, tiene entre otros, el encargo de velar por la profesión y las personas que se encaminan a su ejercicio o ya lo ejercen, y desea manifestar públicamente el profundo malestar ante esta decisión de la Facultad Padre Ossó, dejando a un lado a los cientos de titulados en Asturias que, desde hace al menos 30 años, ejercen la profesión, y más aún, al derecho de la ciudadanía a ser tratados por profesionales cualificados con una formación y competencias adquiridas en una Universidad que forme desde el conocimiento y también desde la pasión por una profesión, que no podrá ser transmitida por quienes no forman parte de ella.

Reiteramos una vez más, como hemos hecho siempre con la Facultad Padre Ossó, la disposición a colaborar con la institución académica de nuestra comunidad autónoma, enriqueciendo la formación de las y los alumnos a través de las y los profesionales que desde diferentes ámbitos llevamos la Educación Social en nuestra tarea diaria, así como facilitar la difusión, no solamente en nuestro territorio sino al resto de Colegio Profesionales del Estado, de aquellas ofertas de empleo que posibiliten este cambio tan necesario.

En Oviedo a 17 de febrero de 2021

 

LA JUNTA DE GOBIERNO DEL COPESPA

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